Ruta Castañar de El Tiemblo-Pozo de la Nieve
Ruta circular de 11 km. Duración aproximada: 4 horas, 5 parando. Dificultad: baja Senda del Castañar ( PRC-AV-54( y al Pozo de la Nieve (PR-AV 21)
Estamos ante una ruta "clásica" y una de las más conocidas de la zona. Sin embargo, no por ello deja de ser hermosa y merecedora de caminarla. A 40 minutos de La Cañada, en coche, en dirección al comienza la excursión.
Nos dirigimos en coche hasta El Tiemblo (Ávila) Una vez allí,,vamos hacia el castañar, en dirección al Área Recreativa El Regajo que se alcanza a través de una carretera de unos 8 kilómetros (la primera zona asfaltada y la última de tierra)
En la parte alta del parking de El Regajo y junto a un pequeño puente de madera se inicia la Senda del Castañar, que te lleva hasta el conocido castaño “el abuelo”. Encontramos enseguida la Fuente de los Cazueleros y a continuación a una explanada donde se encuentra el Refugio de Majalavilla, de construcción abovedada.
La senda transcurre en paralelo y en buena compañía del arroyo Garganta de la Yedra donde se alcanza un puente de madera con un poste indicador.
Ignoramos el puente, no cruzarlo, y vamos en dirección del Área Recreativa Las Barrancas.
No hay señalización. Así que tras un camino ascendente en un cruce donde no existe ningún tipo de señal se comienza la subida en dirección al pozo de las nieves. Luego habrá dos caminos, uno hacia el Pozo de La Nieve, y otra hacia el Puerto de Casillas.
Senda al Pozo de la Nieve es de recorrido lineal y casi 3 kilómetros de longitud de subida.
El nombre de Pozo de la Nieve le viene por la construcción donde se almacenaba la nieve durante los meses de verano, en concreto dentro de un pozo de varios metros de profundidad. En verano, cuando el hielo escaseaba, se podía extraer del fondo del pozo, donde se formaba un microclim que conservaba la nieve. Se trataba de pozos construidos en mampostería y de gran diámetro, hasta 12 metros, a los que se descendía por escalas de cuerda o de madera y de los que se sacaba la nieve mediante trócolas colgadas de las vigas del cubrimiento. Este es uno de los mejores conservados.
De regreso, nos quedamos con las ganas de poder "visitar" el inmenso caseron al lado del embalse de la Hinchona.