Ruta por los puentes de La Adrada
Fecha: 19 de junio de 2021
Ruta: Circular de 15 kilómetros.
Salida: Desde La Cañada hasta La Adrada en coche y desde allí, caminando.
Viabilidad: senderismo, senderismo con perros, caballos y senda ciclable.
Dificultad: muy fácil
Horas: 5 horas de ruta, más 2 horas de ida y vuelta en coche a La Cañada.
Esta ruta fue un camino que antaño comunicaba el Monasterio de El Escorial con el Monasterio de Yuste, hoy parte del GR-180.
Iniciamos la ruta por la carretera de La Iglesuela hasta el cementerio, donde dejamos el coche a la sombra.
Cruzando la carretera a la izquierda, sale un camino que tomaremos A medida que andamos, el camino se va ensanchando y veremos unas praderas frondosas llamadas “Nava las Viñas”. Si nos giramos podremos ver el precioso castillo de La Adrada y la sierra del gredos al fondo.
Seguimos adelante entre pinares a ambos lados, lo cual hace mucho más agradable el caminar. Muy pronto, llegamos a las “Dehesillas”. Nos encontraremos con un pilón-abrevadero y una finca ganadera a la derecha.
Cogemos el camino de la derecha, junto a la finca ganadera. Es el que nos llevará a la ruta de los puentes.
Luego, es seguir el camino, circular, señalizado con flechas amarillas, a la inversa, pues lo hicimos al revés para poder ver antes los puentes y el agua.
Son varios puentes que ver:
Puente Mosquea, cuando llevamos 2,5 kilómetros de ruta
Puente Chico, a 400 metros por el camino hasta el arroyo de La Higuera. Seguimos por el lado izquierdo del arroyo según fluye que nos lleva de nuevo al río Tiétar, cruzamos la carretera y
Puente Mocha, ya llevamos 6,3 kilómetros.
Continuamos hasta el límite provincial entre Toledo y Ávila, una preciosa zona llamada Las Juntas, ya hemos recorrido 9.8 kms. Allí estaba el puente El Vao. Al parecer destruido durante la guerra civil. Llegamos a la pradera de Navalagrulla, ya llevamos 13 kilómetros. Bordeamos la pradera dejándola a nuestra derecha.
Vamos por un camino que sale a una carretera, estamos en la Pradera del Orejuó y con esto acabamos ruta, quince kilómetros después, regresando al cementerio.
Buena chica, nuestra pequeña, que aunque terminó cansadilla, sigue ruteando con ganas, luego fue durmiendo en el coche todo el trayecto. Una campeona.
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