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Amavida y su Monasterio de"El Risco"

Ruta: Circular de 10 km. Salida: La Cañada hasta Amavida. Viabilidad: senderismo, senderismo con perros. Dificultad: moderada Duración: 4,30 horas.

Estrenamos mes visitando Amavida. Ruta de tarde, en un dia caluroso con nubes a intervalos y sol.

Amavida es un pequeño pueblo abulense de 144 habitantes, situado a 1.163 metros de altitud, en la Sierra de Ávila a piedemonte de la misma en el reborde septentrional del Valle Amblés y a un suspiro de La Cañada (56 km).


Amavida conserva ese hechizo que sólo algunos pueblos te transmiten. Casas de piedra, calles limpias, con bastantes señales de lo que fue en otros tiempos, un colegio abandonado que da cuenta de la despoblación del mundo rural... pero sólo su nombre “Amavida” ya invita a entablar conversación y a amar la vida, pues por fácil que sea el juego de palabras, Amavida evoca el paso del tiempo y el peso de la Historia. Topónimo de origen es vasco, el nombre viene del euskera "amma" o "ama" (madre) y del latín " vita" (vida) (1)


Nos encontramos con gentes de trato muy amable, que saludan al visitante y se muestran abiertos a la conversación. Sus habitantes son conscientes de lo que tienen, lo valoran y así te lo transmiten.

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Atesora Amavida extraordinaria arquitectura civil: Puente del siglo XIX, con tres lajas de piedra de granito, intactas, molino de agua, una noria que consta de una rueca de hierro donde se disponen los canjilones de madera destinados a ir sacando el agua, corral, potro de herrar y fragua.

También tiene una ermita que se utilizó, en tiempos pasados, para albergue de peregrinos y su Iglesia del siglo XVIII.

Ahora bien, lo que nos lleva a Amavida es su excepcional monumento: las ruinas del Monasterio agustino de"El Risco".

Este Monasterio fundado en 1504, tuvo enorme importancia hasta el siglo XIX, pues fue el único centro cultural de Ávila durante la Baja Edad Media. Se impone visualmente sobre el conjunto del paisaje, aún agradablemente primaveral, con jaras, cantuesos, berceas, retamas, tomillos, campánulas, encinas y robles centenarios, imponentes, con tantos años como el propio Monasterio. Otros monumentos.


Llegar hasta el Monasterio no es fácil. No es un paseo, especialmente el tramo final, donde no existe camino alguno.

La placa que lo recuerda describe que antaño tuvo molino propio, cuadras, huertos, terrazas para el cultivo, hospedería para peregrinos, abundante ganado, de hecho, la cabaña ganadera propiedad del convento del Risco llegó a tener 5.000 ovejas que trashumaban hasta las dehesas de Extremadura[2], red de abastecimiento de agua ( se ven aún los canales en piedra) y caminos propios. Hoy llegar al Monasterio está complicado.

Situado a 1.579 metros de altitud un camino paralelo al arroyo Mataquemada orienta la ruta, dejando zonas de ribera muy frescas, que se agradecen. Una vez que el camino finaliza, próximo a los molinos de viento, se ha de subir directamente por la montaña, un cerro tan agreste y frondoso como dificultoso: el cerro Robledillo.

Se trata de un tramo difícil, complicado por su espesura, pero da cuenta de que, el monte, si se le deja, está lleno de vida.

Cuando llegas el tiempo se detiene. Sobrecoge.

Destaca la torre sobre el resto, por sus sillares de granito perfectamente tallados, se nota que es posterior, del año 1776 y de estilo claramente herreriano.

Desde la torre se aprecian fantásticas vistas al Valle de Amblés. Su nombre Monasterio del Risco viene de su ubicación, ya que “mira hacia” el llamado Risco del Sol, pico situado al otro lado del Valle Amblés, en la sierra de la Paramera, flanqueando al Pico Zapatero

Este magnífico monumento, desconocido y prácticamente olvidado, tanto que ha sido incluido en la lista roja de monumentos en peligro de ruina que elabora la asociación Hispania Nostra.

Tras cuatro horas y media, finalizamos una excursión merecida. Merece conocer Amavida, el pueblo, su paisaje, su Monasterio y charlar con sus amables vecinos.


Amavida, un pueblo que merece la pena conocer y visitar. Sólo su nombre ya es una invitación.

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Mapa de la Ruta.

NOTAS

(1) En torno al siglo II a. C., el euskera y las lenguas romances se influyeron mutuamente en forma de préstamo léxico.Tejero Robledo, Eduardo. Toponimia de Ávila. Ávila : Institución Gran Duque de Ávila, 1983.


[2] Barranco Moreno, D. (1997): Una aproximación histórica a dos comunidades de villa y tierra abulenses: la episcopal Bonilla y la señorial Villatoro.)

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