Ruta Cardeñosa-Las Cogotas
Ruta: De ida y vuelta, 12 km. Salida: La Cañada, Ávila, en coche hasta Cardeñosa (Ávila) Viabilidad: senderismo, senderismo con perros, senderismo con caballos, bicicleta. Dificultad: baja. Duración: 3 horas.
Salimos de La Cañada en dirección a Cardeñosa, a unos 36 km. Cardeñosa tiene una historia que destaca por sus monumentos de piedra y por el oficio de canteros generación tras generación. En Cradeñosa se datan 4 despoblados, entre ellos, el que vistamos camino del Castro de Las Cogotas.
Una vez en Cardeñosa, pueblo de 514 habitantes, aparcamos junto a la ermita Nuestra Señora del Berrocal, más conocida hoy como Del Cristo, donde antaño, se reunían para que hubiera buenas cosechas y que fue un monasterio de franciscanos.
Según las crónicas arqueológicas de Almagro-Gorbea y Maier Allende (2003), albergó la ermita un verraco encontrado en el castro pero, para evitar que fuera destruido, el alcalde de Cardeñosa era partidario de su venta al Conde de Oñate, a lo que se opuso con contundencia la entonces “Comisión de Monumentos”. El verraco fue enviado finalmente a la Academia de Intendencia Militar de Ávila, a instancias de Alfonso XII. Los vecinos de Cardeñosa no estaban de acuerdo y tuvo que acudir la Guardia Civil para proceder con el traslado. Hoy se puede ver en Plaza de Adolfo Suárez (Ávila). Cardeñosa está intentando a día de hoy que vuelva al pueblo.
Vista la ermita y las tres cruces (vease galería fotográfica del final) que marcan un vía crucis, compuesto por 47 cruces de piedra repartidas por todo el término municipal, continuamos camino, en dirección al castro de las cogotas.
Nos desviándonos de la ruta habitual que está sin señalizar, por el paraje de "El verdinal" para localizar la antigua ubicación de una aldea aleñada a Cardeñosa, de la que solo se conserva el arco toral de una ermita o iglesia del siglo XIII (datado en 1250).
Se encuentra en este despoblado, al menos a la vista, dos partes: la necrópolis, de la que son visibles ocho enterramientos de lajas y la pequeña iglesia, de la que queda en pie el arco toral, y que es su cabe, lo más llamativo.
Contemplamos el paisaje compuesto por extensos encinares y roca berroqueña, no en vano nos vamos a encontrar en todo el recorrido la explotación minera de dicho mineral, el granito.
Tras avituallar, seguimos ruta entre vacas avileñas en dirección al castro. .
Hacemos parada en el mirador “Peña Caballera” para contemplar toda la muralla desde lo alto, y a la bajada parar en la necrópolis.
A raíz del estudio de la necrópolis vettona, con más de 1500 tumbas, se estima que, en el Castro, pudieron vivir unos 200-250 habitantes permanentes. Se despobló con el proceso de romanización. Las mejores tumbas eran para las élites ecuestres con elementos de prestigio tales como los arreos del caballo, espadas y/o cuchillos, escudos ...
Las vistas desde el mirador permiten contemplar la grandiosidad de este castro. Una vez en el castro podemos observar que su muralla exterior está muy bien conservada. Y las casas escalonadas.
Las vistas hacia el embalse son bonitas, a pesar de estar al 37% de su capacidad, y allí nos quedamos sentados como viejos vetones, durante un buen rato.
Como curiosidad, el castro de las Cogotas está situado junto al río Adaja, en el cerro de las Cogotas. De ahí su nombre. Fue descubierto en el año 1876, hace 141 años y tuvo su máximo esplendor entre los siglos V y III a.C. en plena Edad del Hierro. Allí tenían desde canteras, hasta talleres, y “encerraderos de ganado”. El oppidum (asentamiento fortificado) ocupa una extensión de unas 14,5 hectáreas, desde las cuales el pueblo vetton, controlaba los recursos agrícolas, de pastos y fluviales de la zona.
Tras pasear por la zona, continuamos camino hacia Cardeñosa, por la senda habilitada y señalizada, que transita por la dehesa “Nava de san Antonio” y por las canteras de granito, en sentido inverso al habitual, para regresar a la ermita y vuelta para casa.
Aquí, todas las fotos de la jornada