Ruta "Del Perdón-Bosque Escandinavo-Cascada del Purgatorio"
Ruta: De ida y vuelta, 20 km.
Salida: La Cañada, Ávila, en coche hasta Rascafría, Madrid
Viabilidad: senderismo, senderismo con perros.
Dificultad: baja.
Duración: 5 horas, con parada para comer y disfrutar del paisaje.
Salimos de La Cañada (Ávila) a las 10 de la mañana, en dirección a Rascafría (Madrid). Por delante tenemos que atravesar toda la Sierra de Guadarrama, Puerto de Navacerrada y Puerto de Cotos incluidos, con su preciosa Peñalara protegida, en un magnífico día de otoño, cálido y soleado. El trayecto nos va dejando paisajes de ensueño, mientras al paso, recordamos los caminos ya realizados por sus cumbres años antes.
Llegamos a Rascafría casi dos horas después y aparcamos en el Monasterio de El Paular. Comenzamos la Ruta en el Puente del Perdón, reconstruido a mediados del siglo XVIII tras la crecida del Rio Lozoya que se lo llevó por delante. Cuentan que las autoridades locales tenían por costumbre efectuar juicios por su cuenta junto al puente. Las personas acusadas apelaban en el mismo puente y, si eran perdonadas, volvían a sus casas y si no era así, los ahorcaban. Así que, pensándolo bien, debería llamarse puente de las angustias, porque podemos imaginar la angustia de una persona acusada, justa o injustamente, frente a las autoridades locales con sus antorchas y rastrillos, tratando de salvar la vida. Pero ya sabemos que los nombres de las cosas los dan quienes tiene el poder para poder hacerlo. Y he ahí, el Puente del Perdón.
Llama mi atención la presencia de “nardus stricta”, en los arcenes de la carretera en Rascafría (conocido como cervuno o cosquillera)[1], lo que da cuenta de la presencia de humedad de su suelo. Al lado del puente está el Centro de Educación Ambiental, con cuidadísimas instalaciones y su emblemático rebaño de ovejas negras, que la gente especulaba que si eran castellanas o que si eran cabras, ay señor, dame paciencia, lo que tenían delante eran ovejas negras francesas, "mouton noir d'ouessant”, probablemente las ovejas más negras que puedas llegar a ver jamás y que estuvieron a punto de extinguirse completamente, por improductivas- decían- porque la lana no se podía teñir (esa manía humana de medirlo todo con el dinero) hasta que en1976, un grupo de criadores franceses, dirigidos por Paul Abbot, logró recuperarlas. Hoy están protegidas.
Estas ovejas, tremendamente rústicas y dóciles, aunque hay quien se las come, son utilizadas hoy en día para ocio y para mantener jardines en Bretaña, me parece entusiasmante. Ahora, bien, si de ovejas francesas hablamos, aunque a las negras las tendría en el jardín de mi casa, mi raza favorita de oveja francesa es la “Oveja de Soay” a la que a menudo se compara con el muflón de Córcega. La población silvestre se estima en 500 individuos en la Isla de la Belleza (Córcega, Francia). Como la oveja negra francesa, la Soay tampoco tiene “interés económico” (ya sea para carne, leche, lana) pero muchísimo interés biológico, pues diversos/as científicos/as la llevan estudiando hace 25 años como un ejemplo de raza primitiva de enorme fortaleza, ya que sobrevivieron en condiciones extremas en su isla, de apenas un kilómetro cuadrado, durante cinco siglos. Impresionante.
Anecdotario ovino aparte, comenzamos la Ruta en el Puente del Perdón, camino a la Cascada del Purgatorio pasando por la laguna del “Bosque Finlandés”. Un paraje que, como su nombre indica está compuesto por ejemplares arbóreos de Escandinavia, hayas, píceas de Noruega y sobre todo bosque montano de abedules. Siguiendo con el anecdotario, todavía hoy, algunos barcos de pesca de las Islas Lofoten (Noruega) siguen utilizando las mismas técnicas de construcción que los drakkar vikingos, con madera de “los bosques sagrados” (lunds) característica mitológica de Escandinava. En el más importante templo Escandinavo, el de Upsala, cada árbol es considerado sagrado y se practicaba “el blót” un ritual donde había que sacrificar nueve machos de cada especie, incluida la humana, en los bosques sagrados, cada nueve años. No sabemos si en el "bosque Escandinavo" de Rascafría se hacen estos rituales, je, je. Tenemos la ocasión de poder ver abetos noruegos, que son tremendamente longevos, en 2008 hallaron a “Old Tjikko” una pícea de Noruega de 9.550 años de antigüedad, o sea, más antigua que las pirámides de Egipto, en el Parque nacional de Fulufjället, Provincia de Dalarna en Suecia. Por supuesto, protegidísima. Una joya botánica. También en Rascafría se encuentra el árbol más viejo de la Comunidad de Madrid, es un tejo (taxus baccata) llamado " tejo de Barondillo" tiene unos 5 metros de ancho y 8 de alto y se le calcula unos 2.000 años, está protegido. Siguiendo con el relato nórdico, quien no se consuela es porque no quiere pues, salvando las distancias, recordaba por segundos al lago de Nøklevann, en Noruega que se encuentra en mitad del bosque Østmarka (“bosque del este“), con su caseta de madera que antaño se utilizó como sauna, uno de los símbolos finlandeses, su embarcadero y su lago. Lo disfrutamos muchísimo.
Galería de Fotos del Bosque Finlandés:
Tras evocar Finlandia, continuamos camino por Las Presillas hacia la Cascada del Purgatorio. La senda está perfectamente señalizada, a fin de cuentas, estamos ante una de las rutas más transitadas de la Sierra de Guadarrama, pero no por ello pierde su encanto. Transcurre el camino entre robledales, pinares mixtos, sejandose ver el pino albar o de Valsaín, y praderas muy verdes junto al arroyo Aguilón o de Navahondilla.
Tras dejar atrás el Área Recreativa de Las Presillas, por cierto, único tramo en que no dejan perros sueltos, llegamos a “la Curva de las Nieves”, zona ganadera, donde en vez de coger el Gr10-4 ( Del Puerto de Los Cotos a El Paular) cogemos el GR-10-1 (del puerto de Canencia a la Morcuera) que lleva hasta El Refugio de La Morcuera (1.732 m) por la Majada Grande. Vamos subiendo poco a poco ( hemos de alcanzar los 1.578 aproximadamente) contemplando el hermoso paisaje de otoño, dejando atrás al pico de Peñalara, con algo de nieve, en dirección a las cascadas, ubicadas en el “Hueco de los Ángeles”.
Tras varios kilómetros de subida y sus consiguientes bajadas, antes de iniciar el tramo más abrupto, ya en paralelo al arroyo, ahora a derecha, y quizá el camino angosto más impresionante de la ruta, paramos para reponer fuerzas en una de las praderas del arroyo, al solecito, antes de cruzar el puente. Allí nos dejamos arrullar por el sonido del agua y de las aves, mientras las perras juguetean en las pocitas, tras rebozarse de cacotas de vaca y comer.
Después de comer, continuamos camino, cogiendo a Simone que, asustada, no quiso pasar por el puente de madera. Una vez en ruta, comenzamos a transitar entre el bosque de pinos silvestres de impresionante altura, las rocas, el agua.
Sorprende quizá, a momentos, que, en plena sierra de Guadarrama, en medio de ambas mesetas, exista un paraje que recuerda en muchos tramos a caminos de Asturias, pero es que al parecer los macrobioclimas tienen rasgos similares (López Fernández, 2008).
Tras la preciosa subida, llegamos a la cascada baja, con abundantísima agua y en su plenitud, en la cual han habilitado un mirador de madera, mientras que, para subir a la cascada alta, ya no hay camino y hay que escalar por las rocas, bastante resbaladizas y que aconsejamos extrema precaución y/o no subir si no se tienen destrezas suficientes, el paisaje de la cascada baja es lo bastante hermoso como para dar fin ahí a la ruta y disfrutar de su belleza.
Tras disfrutar de las maravillosas vistas y de los sonidos, regresamos a Rascafría, y de ahí para casa, con parada en la Fuente de los Geólogos (Cercedilla)[2]. Llegamos a La Cañada a las 18:30 horas con la sensación de haber disfrutado, una vez más, de nuestra increíble y cercana Naturaleza.
Aquí van más fotografías de la ruta.
Notas:
[1] Es lo que comen las vacas cuya denominación de origen es la "Ternera de Guadarrama", pero me llama la atención su presencia en los arcenes.
[2]Fuente homenaje a los primeros geólogos,pioneros en los estudios de la Sierra de Guadarrama: Casiano del Prado (1797-1886); Jose Macpherson (1839-1902); Salvador Calderón (1851-1911); Francisco Quiroga (1853-1894)